El Palacio de la Prensa de Madrid: Historia de un edificio icónico urbano de Madrid.

Un trabajo de fondo que estamos llevando a cabo en el Palacio de la Prensa, se trata de adecuarlo, mejorarlo, acondicionarlo, consolidarlo, restituirlo a su estado original,… y un largo etcétera de actuaciones que necesita, pero realmente lo que necesita es que ¡se le saque brillo!

El Palacio de la Prensa es uno de los edificios más emblemáticos de la Gran Vía madrileña, testigo privilegiado de la evolución urbana y cultural de la ciudad durante el siglo XX. Su construcción responde a un momento de auge arquitectónico y modernización en el centro de Madrid.

Origen y construcción:

La idea de levantar el Palacio de la Prensa fue impulsada por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), con el objetivo de dotar a la entidad de una sede propia y multifuncional que combinara espacios institucionales con usos comerciales y de ocio. El proyecto fue encargado al arquitecto Pedro Muguruza, uno de los nombres más destacados de la arquitectura española del primer tercio del siglo XX.

La primera piedra se colocó en 1924, y la construcción se prolongó hasta 1928. El edificio fue concebido con un estilo ecléctico, combinando elementos del neobarroco y el racionalismo incipiente, adaptándose a las nuevas necesidades funcionales de la arquitectura urbana.

Inauguración y usos iniciales:

El Palacio de la Prensa fue inaugurado en 1929 por el rey Alfonso XIII. Su diseño incluía una sala de cine y teatro, oficinas, viviendas y locales comerciales, además de la sede institucional de la APM. El inmueble, con una altura de más de 58 metros y 16 plantas, fue durante varios años uno de los rascacielos más altos de Madrid y una referencia del skyline de la Gran Vía.

La Sala de Cine Palacio de la Prensa se convirtió rápidamente en un espacio cultural de referencia, acogiendo estrenos, eventos y espectáculos que marcaron la vida cultural de la ciudad durante décadas.

Hitos históricos y transformaciones:

– En los años 30 y 40, el edificio se consolidó como un centro neurálgico de la vida periodística y cultural de Madrid.

– Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), su ubicación en el centro de la ciudad lo convirtió en un lugar estratégico, de hecho fue severamente dañado durante la contienda.

– En la posguerra, el cine continuó siendo una de sus principales actividades, con una programación constante que lo mantuvo como uno de los espacios más populares de ocio madrileño.

– A finales del siglo XX y comienzos del XXI, el edificio experimentó varias reformas y modernizaciones, manteniendo su función original, aunque con adaptaciones a las nuevas exigencias tecnológicas y urbanísticas.

– En 2009, el Palacio de la Prensa fue incluido en el Catálogo de Edificios Protegidos del Ayuntamiento de Madrid, por su valor histórico y arquitectónico.

Actualidad:

Hoy en día, el Palacio de la Prensa sigue siendo un edificio vivo y multifuncional, albergando espacios de cine, oficinas, eventos culturales y comerciales, y sigue siendo propiedad de la Asociación de la Prensa de Madrid así como de otras entidades, y propiedades.

Pero, como arquitectos que somos, y ciudadanos del mundo, pasemos a hacer unas observaciones sobre otros iconos con similitudes de la misma época.

El Palacio de la Prensa,  representa un ejemplo destacado del eclecticismo arquitectónico de principios del siglo XX en España, integrando elementos del neomudéjar, el racionalismo incipiente y la influencia del art déco. Con sus líneas verticales marcadas, su estructura imponente y su uso de ladrillo visto combinado con piedra, se presenta como una obra que busca equilibrio entre monumentalidad y funcionalidad, destinada a albergar usos mixtos (cine, oficinas y viviendas).

Si lo comparamos con ejemplos contemporáneos en los Estados Unidos, como el Chrysler Building (1930) o el American Radiator Building (1924), ambos en Nueva York, emergen similitudes y contrastes interesantes:

– Verticalidad y monumentalidad: Al igual que los rascacielos estadounidenses, el Palacio de la Prensa exhibe una marcada orientación vertical, especialmente visible en su torre, reflejo de una ambición moderna por dominar el perfil urbano. Sin embargo, mientras que en EE. UU. esa verticalidad se amplificaba por el uso de estructuras de acero y fachadas revestidas de materiales brillantes como el metal o el vidrio, en Madrid se opta por materiales más tradicionales como el ladrillo, que anclan el edificio a una identidad local más historicista.

– Estilo art déco y ornamentación: En Estados Unidos, el art déco se convirtió en una expresión del progreso y la industria, con formas geométricas, ornamentación metálica y líneas aerodinámicas. En el Palacio de la Prensa, aunque se pueden identificar algunos elementos déco en detalles de su decoración y composición de fachada, el conjunto es más sobrio y ecléctico. Muguruza parecía menos interesado en la exuberancia decorativa que caracterizaba a sus contemporáneos norteamericanos como William Van Alen (Chrysler Building).

– Funcionalismo y uso mixto: Ambos contextos compartían un interés por la multifuncionalidad. El Palacio de la Prensa se pensó como un centro cultural y comercial, con cine, oficinas y viviendas. Este enfoque se relaciona con los edificios-símbolo del downtown americano, que también integraban múltiples usos. Sin embargo, en EE. UU., el diseño estaba profundamente ligado al capital privado y al desarrollo corporativo, mientras que en el caso español, aún existía una fuerte influencia institucional y cultural en la concepción arquitectónica.

– Contexto urbano: El entorno urbano también condicionó las formas. La Gran Vía se desarrolló como una reinterpretación de los bulevares europeos, mientras que el crecimiento vertical en ciudades como Nueva York respondía a una lógica de especulación del suelo y densificación extrema. Así, el Palacio de la Prensa se alza como un «rascacielos a la madrileña», más contenido en altura, pero igual de simbólico.

Su fachada de ladrillo visto y sus detalles decorativos lo convierten en una joya arquitectónica que esperemos siga luciendo y deslumbrando como hasta ahora.